Ver lo desconocido

*Nota publicada en Giró Cartelera, julio 2014

La nueva edición del ciclo Mirá! reunió a un grupo de artistas que encuentran placer en el coqueteo con los límites de la creación: superar fronteras en las ideas y también en los formatos. Y confirma por qué es necesario nunca, pero nunca, quedarse quieto.

Por Ailín Bullentini · Fotografía de la performance ControlcéControlvé

La pregunta indagó sobre el lugar de la experimentación en el camino de un artista y las voces, provenientes a uno y otro lado del proceso creativo, coincidieron: “Vital”, “fundamental”, “importantísimo”, “lo principal”. La cita sucedió con el objetivo de que tanto los organizadores del Ciclo “Mirá!” como los responsables de las diferentes propuestas que llenarán cada viernes de agosto las salas del espacio cultural El Sabato, a partir de las 22, se conocieran las caras, se oyeran las voces y tuvieran idea, de manera resumida, de qué tratarían. Sin embargo, sirvió para confirmar que, a pesar de las diferencias de los qués y los cómos, el desafío a correr los bordes de lo dado es una variable que atraviesa a todas apuestas artísticas, incluso a la convocatoria.

La que comenzará el primer viernes de agosto es la cuarta edición del Ciclo “Mirá!” y su coordinadora, Valeria Martínez, decidió que éstos eran tiempos de renovación. Sin perder de vista la improvisación como horizonte de búsqueda –se trata ni más ni menos que de la razón de ser del “Mirá!”– la intención de la responsable del área de danza del Sabato fue la de correr la pregunta: “De la improvisación como estrategia del hacer a otra más abarcadora y pertinente, referida a las formas que le damos a eso que queremos hacer”.

El corrimiento generó, en sí, un nuevo espacio de investigación en medio de eso que en algún tiempo pasado fue novedoso, pero que en la actualidad se había solidificado en los escenarios. Los lineamientos sobre los que Martínez, con la colaboración de Victoria Alcala, diagramaron el entrecruzamiento de las ocho propuestas, recorren la relación entre el autor y espectador, el entrecruzamiento de diferentes disciplinas y la creación desde lo colectivo, la presencia de polifonías en las obras.

El “Mirá!” se propone a sí mismo sortear los bordes de la experimentación, jugar con sus propios límites. “Está este espacio, este tiempo, estos días. Eso es un potencial, una ganancia. Se podría usar para lo ya dado o ofrecerlo a lo nuevo”, apuntó Martínez, con el programa en la mano que le ofrecía una respuesta. Las propuestas que ofrecerá el “Mirá!” son audaces si se las intenta leer con los márgenes establecidos de la danza. La experimentación es, para Sandra Reggiani, “una de las necesidades humanas”. El híbrido del Grupo de Experimentación de Artes en Movimiento del IUNA, a su cargo, jugará sobre el escenario con la combinación de pasajes de tres obras creadas en el contexto del colectivo –Algo que ya no hace, Monotonía.Lab y Vislumbres– para generar ese debate entre “pasión y resistencia” que permite el tránsito experimental del camino del artista. Será la propuesta que iniciará el ciclo y, quizá, la más afianzada en la idea establecida de improvisación.

Carolina Tironi reflexiona sobre la creación a partir de la apropiación de creaciones de otros y se pregunta si ésa no es la estrategia primigenia de la construcción humana de las cosas. Su performance, ControlcéControlvé, es un cruce de dos obras diferentes e inaugurará el segundo viernes de “Mirá!”. La búsqueda de Patrimonio, del Grupo del Patio y bajo la dirección de Ayelén Clavín, es similar. A partir de la apropiación del patrimonio artístico “que flota” en el aire “¿qué decisiones se toman, qué alternativas se van descartando en el proceso creativo?”, se pregunta Georgina Forconesi, una de las intérpretes. En Patrimonio, el trabajo en proceso es una obra en sí misma.

La obra propia de Forconesi abrirá el tercer viernes del ciclo, una propuesta que abrirá más el juego a los espectadores y a la imaginación. En Paisaje no solo los intérpretes dibujarán ambientes sonoros sino que también lo hará el público. Conocimiento experimental, de Soledad Gutiérrez, completará la jornada.

Habita2, de Gustavo Lecce y Muhammad Hbibbi aporta un entretejido entre el movimiento y la música en el que deja de percibirse qué está por debajo y qué por encima. Lecce “entra en un estado de caza, furtivo” al momento de experimentar desde el arte y la simbiosos que logra con Hbibbi le sienta bien desde hace tiempo. La exposición de Críos, que Rodolfo Opazo creó en el marco de un taller del que participó en el Teatro Argentino de La Plata, completa la partida.

El cierre del ciclo recae sobre la propuesta de Elina Rodríguez, Virginia Barcelona y Carolina Tironi. Es, tal vez, la apuesta más audaz y border del ciclo, pero dará que hablar. Es enviada una invitación a ser parte de un encuentro remoto entre muchos bios, invita el nombre de eso que, claramente, no es una obra. “Conferencia performática”, consideran –por ahora—las creadoras en que tal sería la mejor manera de catalogar la ubicación de aquello que iniciaron en 2013: diferentes micropiezas de danza, líneas creativas de movimiento, redes que unificaron aportes de poco más que una docena de artistas a lo largo del mundo. El formato de aquello fue el audiovisual, pero ¿cómo mostrarlo? “Encontramos en ‘Mirá!’ una buena oportunidad”, apuntó Rodríguez. La convocatoria a participar de la conferencia será limitada a una red de contacto similar a la que permitió la creación de las micropiezas: uno invita a otro y ese otro a otro y así hasta llegar a la capacidad de cada sala. No va a poder entrar nadie más que los que formaron parte de esa red. Experimentación al palo.

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